Ayer jugó la selecta, bueno fue un empate. Todo el mundo celebró como nunca, mas por el resultado fue por como se consiguió. Si alguien me hubiera dicho antes del partido que el resultado sería empate a 2, realmente me hubiera sentido un poco decepcionado, debido a que si había un partido que había que ganar era éste, ya que era en teoría el menos complicado.
Luego no me hubiera imaginado que la actuación del arbitro mexicano que ya nos había pitado en partidos anteriores sería tan malo. Un penalti que le compró al jugador de trinidad, tan barato, inclusive más barato de los que pretende vender el Cheyo, que se cae en el área solo por sentir el soplido de los defensas.
Luego el par de penaltis que no quiso ver, si me pongo a pensar, a lo mejor tienen razón lo que dijeron los comentaristas, el árbitro quería lucir bien ante el presidente de la CONCACAF que estaba en el palco, siendo este de Trinidad a lo mejor se aseguraba un puestecito en el mundial arbitrando.
Al ver el segundo gol, la pelota que se le fue a JJ, pensé que ya todo había vuelto a la "normalidad", llamando normalidad a los clásicos resultados que suele tener la selecta, al menos en los años que yo la he visto jugar, cabe decir que yo no la vi jugar en los años 70 s ni 80 s.
La mejor selección que había visto antes de esta era la de Milovan, esa le ganaba a Costa Rica caminando. Hoy si pondríamos a jugar esa selecta contra la actual, la del profe De Los Cobos, creo yo que sin duda ganaría la de Milovan, pero si hay algo que tiene esta selecta que no tienen otras anteriores que he visto, es que a pesar del resultado adverso, sigue jugando.
Este fue el primer partido de la hexagonal, celebramos el empate, bueno hay que celebrar aunque sea este empate, ya que en futuros partidos dudo mucho que celebremos mucho.
A pesar de esto, sigo diciendo y creyendo ¡Viva la selecta!, aunque me rompas el corazón.
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